23.2.07

Gente

Todo empieza con el madrugón. Te das una ducha rápida-ya cogí la costumbre- y bajas a desayunar, rápido. Las siguientes doce o trece horas te las pasas con los cinco sentidos despiertos al máximo, pendiente de lo tuyo, y cuando eso te deja un pequeño resquicio, también de algo más.
El tiempo no se mide en minutos, ni horas, sino en cuartos u octavos de páginas, en metros de película, en número de planos. Cuando llevas unos cuantos días así, una noche en la que te has podido relajar y tomar una cerveza con la gente que te acompaña en todo esto, te das cuenta de que, realmente, apenas sabes nada de esas personas a las que ves durante todo el día; te levantas con ellas, comes con ellas, trabajas con ellas, te cabreas con ellas, te ríes, te odias...pero apenas sabes nada de ellas.
Así que por fin, con una cerveza en la mano en cualquier bar de cualquier lugar -realmente da igual como sea el bar, o la música que pongan, ES UN BAR!!- llega la pregunta: ...oye, y tú, aparte de esto, qué es lo que realmente te gustaría hacer? Y eso con unas cuantas de las 20 ó 30 personas que suelen trabajar contigo en esa noche, que traducido en cañas y copas, son muchas, así que al día siguiente siempre tienes resaca.
Y en tu día libre, tienes que limpiar el material, cargar las baterías, chequear que todo está bien...de modo que de día libre, ná de ná.
Hay días en los que de repente todo te da igual, te ríes de todo y de todo sacas la gracia, aunque no la tenga ni de lejos y veas humo saliendo de las cabezas. Sacudes la cabeza, miras al suelo, y te ríes, porque sólo hay una forma de continuar: simplemente continuar.
Es una paliza, física y mental, y dura unos cuantos días, y muchas veces no te pagan bien. Cuando terminas, te sueles poner enfermo o te resientes de alguna forma. Y cuando abres un periódico flipas de todo lo que ha pasado y no te habías enterado.
Es un rodaje.
Y me encanta. Y siento que soy afortunado por poder hacer lo que me gusta.
Pero por mucho que me guste, hay una cosa sin la cual esto no merecería la pena, esto no sería tan bonito.
La gente.
Esa gente a la que de repente, un día, cuando todo acaba, echas de menos.
En este último viaje, compré una botella de patxarán.
Brindo por ellas y ellos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Brindo por todas tus experiencias y por toda la gente que te encuentres en el camino que te haga sentir vivo...nos queda un camino tan largo

Anónimo dijo...

Mi blog definitivo
http://mono-nomoredramas.blogspot.com/

Anónimo dijo...

a ver si te enrollas un poquito y nos deleitas con tu poesia...deja de pensar en los m2v....jajaja