31.7.07

la calle

Esta noche estuve hablando un rato con un par de vecinos. El señor Antonio estaba sentado en una silla de madera, sin camiseta, con su cuerpo viejo y delgado intentando atrapar un poco de brisa, que esta noche se fue a o. La que creo que es su mujer, se había sacado una tumbona más cómoda, a la espera de que alguien pasara por allá y charlar un rato. Pasé yo, que iba a por tabaco al bar de la esquina, y me detuve a su lado.
Hablando del calor de estos días, entre bromas, comenté que un día de estos me iba a sacar el colchón a ver si dormía fresquito, en mi cuarto las paredes sudan. La señora levantó la mano al cielo y dijo que antes, había unos cuantos vecinos que lo hacían; el señor Antonio también. Sacaban un colchón y a dormir a la calle. "Esta calle era una verbena de gente que pasaba!, ahora mira, ya no hay nadie, todos encerrados en sus casas...!"

Uno mira la calle estrecha,con la enorme pared de una nave a un lado, las casitas al otro, y se la puede imaginar perfectamente llena de vida, los niños jugando, gente que pasaba en dirección a la antigua estación de tren, vecinas haciendo sus cosas, las puertas de las casas abiertas y el sonido de las ollas.

Nada de eso ocurre ya, y yo vuelvo a casa pensando que me sentaré en el ordenador un rato, o veré alguna peli o leeré un libro, mientras mis vecinos esperan sentados , intentando disfrutar de un poco de brisa, a que pase alguien con quien charlar un rato.

Antes de encerrarme de nuevo en mi mundo tecnológico, echo de menos ese tiempo que no he vivido, del cual tengo ramalazos en mi memoria, en mi cultura, en mi historia, y me pregunto a dónde nos lleva esta deshumanización de las máquinas, esta mecanización de los humanos. A través de mi ADSL podemos conectarnos con el planea entero, pero somos incapaces de conocer a nuestros vecinos, que viven puerta con puerta.

Así que he decidido, que un día de éstos, voy a sacar, no una silla, sino la mesa, y voy a cenar en la calle, con una botella de vino, y a todo el que pase le invito a un trago.

¿Alguien se apunta?

28.7.07

Bird Guhl

Esto me da por hacer de vez en cuando...
Espero que os guste.
Un beso




Para los que no lo sepan, la canción es "Bird Guhl", de Antony and the Johnsons.

26.7.07

Bela

Como todos los años, he pasado unas semanas en Berlín. Como siempre que voy, tuve que retrasar el vuelo para quedarme más tiempo. Es tanto lo que esa ciudad, y todos los que la habitáis me da...

Pero este viaje ha tenido algo diferente, algo diminuto que ha brillado por encima de todo y de todos. Alguien que acaba de llegar a este nuestro mundo. Es el hijo de Burkhard y Elene, mis queridos Burkhard y Elene, que de pronto son padre y madre. Es la primera vez que alguien tan cercano tiene un hijo, y yo, que siempre he sido anti-hijos, he llorado con él en los brazos, en su primer día de vida (y en el segundo, y en el cuarto, y en el último...)
Se llama Bela, y en los pocos días que he pasado junto a él, ya me ha enseñado unas cuantas cosas; él, que apenas si abre los ojos y la boca para pedir el pecho, me obligó a pensar que todos fuimos así alguna vez.
Aunque como escribe Santiago Alba en su último libro, Leer con niños:

Lucia: Oye, papá, Bush y Aznar, ¿alguna vez fueron niños? No me lo puedo imaginar.
Padre: Supongo que sí.
Lucía: Ah, ya lo entiendo, es que hay personas que, cuando llegan a cierta edad, dejan de haber sido niños.

Una niña ante los bombardeos de Bagdad, abril de 2003.

Bela en mis brazos se durmió, y desde ese momento sé que le querré siempre. Me agarró el meñique con su diminuta mano que un día escribirá, que se abrirá a recibir otras manos, que se alzará de rabia, que acariciará, que golpeará...

He sentido muchas cosas estos días pasados. He visto a una madre y un padre asombrados e inseguros, felices y cansados, orgullosos y decididos a dar todo lo mejor que tienen, que es muchísimo, a su pequeño hijo. No me cabe la menor duda de que va a ser una estupenda persona, pero no quisiera caer en el error de trazarle un camino, y confío en que tampoco lo hagan sus padres, sino de enseñarle todos los que se me ocurran, atajos, senderos, autopistas; puesto que su camino es sólo suyo, y es nuestro deber respetarlo y ayudarlo en su elección, que quizá no sea la que nos hubiéramos esperado, pero...

Si algún día soy padre, me pondré a escarbar en mi pasado para no olvidar que yo también fui un niño; lo escribiré, escribiré mi historia de cuando niño para que no se me olvide jamás y no convertirme en uno de esos que un día, dejaron de haber sido niños.