26.7.07

Bela

Como todos los años, he pasado unas semanas en Berlín. Como siempre que voy, tuve que retrasar el vuelo para quedarme más tiempo. Es tanto lo que esa ciudad, y todos los que la habitáis me da...

Pero este viaje ha tenido algo diferente, algo diminuto que ha brillado por encima de todo y de todos. Alguien que acaba de llegar a este nuestro mundo. Es el hijo de Burkhard y Elene, mis queridos Burkhard y Elene, que de pronto son padre y madre. Es la primera vez que alguien tan cercano tiene un hijo, y yo, que siempre he sido anti-hijos, he llorado con él en los brazos, en su primer día de vida (y en el segundo, y en el cuarto, y en el último...)
Se llama Bela, y en los pocos días que he pasado junto a él, ya me ha enseñado unas cuantas cosas; él, que apenas si abre los ojos y la boca para pedir el pecho, me obligó a pensar que todos fuimos así alguna vez.
Aunque como escribe Santiago Alba en su último libro, Leer con niños:

Lucia: Oye, papá, Bush y Aznar, ¿alguna vez fueron niños? No me lo puedo imaginar.
Padre: Supongo que sí.
Lucía: Ah, ya lo entiendo, es que hay personas que, cuando llegan a cierta edad, dejan de haber sido niños.

Una niña ante los bombardeos de Bagdad, abril de 2003.

Bela en mis brazos se durmió, y desde ese momento sé que le querré siempre. Me agarró el meñique con su diminuta mano que un día escribirá, que se abrirá a recibir otras manos, que se alzará de rabia, que acariciará, que golpeará...

He sentido muchas cosas estos días pasados. He visto a una madre y un padre asombrados e inseguros, felices y cansados, orgullosos y decididos a dar todo lo mejor que tienen, que es muchísimo, a su pequeño hijo. No me cabe la menor duda de que va a ser una estupenda persona, pero no quisiera caer en el error de trazarle un camino, y confío en que tampoco lo hagan sus padres, sino de enseñarle todos los que se me ocurran, atajos, senderos, autopistas; puesto que su camino es sólo suyo, y es nuestro deber respetarlo y ayudarlo en su elección, que quizá no sea la que nos hubiéramos esperado, pero...

Si algún día soy padre, me pondré a escarbar en mi pasado para no olvidar que yo también fui un niño; lo escribiré, escribiré mi historia de cuando niño para que no se me olvide jamás y no convertirme en uno de esos que un día, dejaron de haber sido niños.






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