Hoy, por fin ha nevado. Hoy, por fin, no he tenido la necesidad de recordarlo, de desearlo, de leerlo.
Es curioso. Desde que me levanté y miré por la ventana, anduve todo el día como un crío, silbando, cantando, en la calle haciendo fotos. Y creo que no soy el único al que le ha pasado, porque el ambiente en la calle era igual; todo el mundo con la sonrisa en la boca, te saludaban, te tiraban una bola de nieve. Deberían poner un par de días al mes con nieve por mandato.
La nieve ha caido lentamente, sin prisa. Poco a poco ha ido algodonando todo. Parecía que sabía que la andaba esperando y me caía suavemente en la cara, en el pelo, sin notarla. Y ahí se quedaba.
Es curioso. Era como si ese manto blanco y frío tratara de abrigarnos, de arrullarnos, y recordarnos que pese a todo, hace falta muy poco para estar contentos.
Y cayó la noche, y calló la nieve. Y una extraña melancolía se me quedó dentro, como si pequeños recuerdos adheridos a los copos de nieve me hubieran ido calando durante el día.
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3 comentarios:
Y yo tirándome de los pelos, conocedor de que estoy en uno de los pocos sitios de la península dónde la nieve ni saben cómo es.
Almería, nevada. Málaga, nevada. Pero Doñana ya es otra cosa. A pesar de llegar a los 3 bajo cero por las noches. Pero aqui no nieva como en Madrid, Santiago o León.
Qué rabia me da, joel!!
Ya nen, pero aquí no hay cárabos, ni linces, ni playa, ni mar, ni noches estrelladas, ni dunas, ni ciervos, ni aire limpio, ni...
Aquí no hay cárabos, ni playa, ni mar, ni nieve ni ostias.
Aquí llegó a -8ºC, no nevó y tenemos el aire de la central térmica no muy lejos y el único ejemplar de cementerio nuclear del país.
Y semos achos!!!
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