30.11.08

Un sábado a las dos de la mañana, no puede salir nada bueno...
Afuera está apunto de ponerse a nevar, y eso siempre me me recuerda a Berlín, al invierno en Berlin. En invierno, en Berlín, uno sabía que había llegado al este porque podías oler el humo del carbón que salía por las chimeneas. Una de las cosas que ví allá, y que nunca olvidaré, fue a una pareja de deshollinadores. Eran dos tipos vestidos de negro de arriba a abajo, todo en ellos era negro. La primera vez que los ví, estaban sobre el tejado de enfrente, con la silueta al fondo de la Fernsehturm, la torre de comunicaciones de la antigua RDA, cuyos dirigentes la quisieron hacer tan alta para superar a la de Moscú, quizá para mostrar a sus mayores que habían aprendido bien la lección.

Pero aquí no nieva tanto. No puedo salir a la calle, ante la cara de estupefacción de mis compañeros berlineses, pensando que el españolito debe estar loco por salir cuando más frío hace. Pero esque todo estaba blanco y precioso, y sonaba al pisarlo, al estrujarlo entre los guantes! Siempre había alguien jugando en los parques, era divertido ver a la gente en bici luchando por no caer. De repente la calle se llenaba de rostros blancos enrojecidos por el frío...
Y hacía fotos con la alegría de un niño pequeño.

No sé a qué viene todo esto. En fin. Lo que quería decir era algo mucho más prosaico, y esque hace un par de semanas estuve dando un paseo por el Río Tinto, en Huelva. Me fuí con Fer, mi hermano (he puesto el link de su blog a la izquierda...) y decidimos que íbamos a hacer una salida fotográfica. Osea, nada de matarse a andar, sino con calma, y respetar la paradas, porque íbamos a hacer fotos, y eso sólo lo puedes hacer con alguien a quien le guste la fotografía tanto como a tí. Porque si no es un coñazo. El caso es que el sitio es alucinante. Fer lo describe en su blog, así que para saber más os vais allí, que yo estoy vago y no me apetece. Lo que quería decir es que me lo pasé como un enano, en esta época en la que estoy con muchas ganas de entrarle de nuevo a la foto. Y salieron cosas chulas, así que como por fin reestreno conexión en mi cuarto (no hay nada como 35 metros de cable, y pasando del wireless...), pues me apetecía ponerlas, e ir poniendo otras que tengo guardadas, y las que vaya haciendo, en el flikr. Así que he puesto a la izquierda, otro apartado, con un link permanente al flikr, en donde aparte de mis fotos , hay montones y montones de otras muy buenas.
Espero que lo disfrutéis.

Os dejo con una foto muy otoñal, que hice el fin de semana pasado en Gredos.


21.10.08

Algunas tardes de otoño

Algunas tardes de otoño, uno se lleva sorpresas, y de pronto capta el significado de un mensaje que en su momento no supo interpretar de modo adecuado.

Algunas tardes de otoño la melancolía pone un velo en mis ojos. Impide que vea algunas cosas, pero sin embargo otras sólo puedo verlas gracias a él, como un cuchillo que raja el alma de las cosas para que pueda acercarme y comprenderlas.

"Algunas tardes de otoño" es también un regalo que recibí en verano pero que no supe apreciar hasta hace un par de días, en una tarde de otoño.

Un consejo: si alguna vez una amiga a quien quieres mucho te propone algo así como "mira, yo me hago la muerta y tu me haces las fotos", no lo pienses y hazlo, porque más tarde te puedes encontrar algo así el día de tu cumpleaños:


22.2.08

Tiempo

Llevo una temporada en la que, entre curro y curro, pues a veces no sé qué hacer, y lo peor de todo, es que a veces no hago nada.
Así que un día decidí hacer algo con ese aburrimiento y ese tiempo "perdido, vacío" que me remordía la conciencia. No sabía muy bien qué iba a salir, y ha salido esto que os pongo. No tiene más pretensión que la de coger un par de canciones que me encantan y jugar a ponerles imágenes que voy recogiendo a lo largo de los años.
En cuanto a lo del tiempo... ya sé que suena pretencioso hacerse este tipo de preguntas y eso, parece que uno es profundo e interesante tratando de resolver cuestiones filosóficas...
No le busquéis profundidades a algo que no lo tiene. Simplemente el tiempo de esa música me iba sugiriendo ésta imagen y aquella, de modo que a fin de cuentas, algo sí que tienen que ver con el tiempo, al menos con un tiempo "mío".
Pero no me enrollo más, os dejo que lo veáis. Al menos a mí me ha servido para pasar el tiempo, y ese era su objetivo, ni más, ni menos.

Un beso.


10.2.08

Nieve

Hoy me pasé el día entero leyendo en mi cuarto un estupendo libro. Se llama Nieve, es del escritor turco Orhan Pamuk.

Cuando yo era adolescente, como todos los adolescentes, escribía poesía. Sentía que la poesía salía de mí únicamente en los momentos en que me sentía desdichado, y aunque anhelaba ser feliz (osea, conquistar a alguna chica) sabía que si eso ocurría, no iba a escribir más poemas, puesto que la felicidad no me inspiraba. Así que yo era de esos que pensaba que la felicidad y la poesía son incompatibles y me imaginaba a mí mismo un futuro oscuro y solitario de poeta, comiendo latas de sardinas en cualquier cuartucho de mala muerte en una pensión regentada por una señora gorda y cruel con un marido flacucho con gafas.
Escribí poemas a todas las chicas que no me amaron (siempre fueron más que las otras); incluso gané el concurso anual de poesía de mi instituto. Ahí quedó demostrado que yo no tenía verdadera alma de poeta. El premio eran 15.000 pesetas (en 1991), pero por razones que aún desconozco, en lugar de eso pensaron (yo ahora habría hecho lo mismo, pero cómo me jodió entonces) que era mejor gastarse ese dinero en una estupenda edición facsímil de la obra completa de Alberti, en tres tomos. Y yo quería el dinero...

Por supuesto, los tres libros están en la estantería, y quedan estupendamente. La impresión es cojonuda y aún a veces lo abro porque la edición es hermosa. A veces llega alguien a mi habitación y se sorprende admirado de que tenga poesía en mi biblioteca. Hay otros libros (ésos sí que los he leído) y yo me hago el interesante y asiento en silencio si la que lo comenta es una mujer. Del libro de Alberti creo que he leído 5 ó 6 poemas.

El caso es que me gustaba esa imagen que me representaba de mí mismo cuando era adolescente. Supongo que aún hoy hay algo de eso. Y hoy, leyendo este libro tan estupendo, me encuentro con este párrafo:

"La soledad es un problema de orgullo; uno se sumerge vanidosamente en su propio olor.
El problema del verdadero poeta es siempre el mismo. Si es feliz durante mucho tiempo se vuelve vulgar. Si es infeliz durante mucho tiempo es incapaz de encontrar en sí mismo la fuerza que mantiene viva la poesía... La felicidad y la auténtica poesía sólo cohabitan durante un breve plazo. Un tiempo después, o la felicidad vulgariza al poeta y la poesía, o la auténtica poesía imposibilita la felicidad."

¿Qué habría pasado por mi cabeza adolescente si hubiera leído entonces estas lineas?
El que dice ésto es el personaje principal de la novela. Un poeta turco exiliado en Alemania, que regresa a una pequeña ciudad fronteriza para escribir un artículo para un periódico de Estambul. Es un tipo soltero y solitario, un pelín gris, de carácter blando, que está completamente fascinado por la nieve que cae sin parar, y que confunde su enamoramiento autoimpuesto con un reencuentro con Dios en un momento en que el islamismo gana adeptos en el país.
De pronto se descubre feliz en ese pueblo, y le vuelve la inspiración que tenía perdida en Alemania. Es como un niño escribiendo a todas horas los poemas que se le vienen de pronto, y se enfada cuando pasa algo que le distrae y hace que olvide unos versos que se le acababan de ocurrir.

De alguna forma es una especie de alter-ego futuro e imaginario de mi época adolescente; y no puedo menos que sentir una simpatía cariñosa por él.

22.12.07

Llevo bastante tiempo sin escribir, por varias razones. Una, es que llevo una temporada bastante alejado de la realidad, o quizá debería decir de la actualidad. No me acuerdo de la última vez que leí un periódico, de ver un telediario ni hablemos...
Así pues, es complicado que trate de hablaros aquí de lo que ocurre, si no sé qué es lo que ocurre ahí fuera. Y recuerdo que cuando hice el blog, esa era mi intención; no hablar tanto de mí sino de lo que ocurre.
Así pues, era difícil que escribiera nada. Pero este es mi blog, y se supone que puedo hacer con el lo que quiera. Y como la verdad, no creo que tenga más de dos o tres lectoras (si hay algún hombre por ahí que lo diga...), pues voy a hacer lo que me de la gana con este blog, voy a escribir lo que quiera y a tomar por saco. Me empeño en tratar de hablar de cosas interesantes, pero me pregunto qué es eso que me interesa tanto como para ponerme a escribir sobre ello, y más aún, divulgarlo por aquí.
Y es que últimamente no sé qué es lo que me interesa. Ando un poco perdido en mí mismo. Ando preguntándome qué soy, qué hago y para qué.
Y la verdad, no tengo muchas respuestas.
Quizá escriba esto porque siento que tengo la obligación de explicarme ante los que tengo cerca.

Siento que, una vez más, mi vida es un ciclo que termina, detrás del cual vendrá otro ciclo que a su vez volverá a terminar para dar paso a otro y otro más.
Deconstruyo para volver a construir algo que acabaré por destruir cuando me aburra de ello. Lo malo es que me estoy aburriendo de mí mismo, de este ir y venir sin sentido aparente. Lo malo es que ya no soy un chaval y no tengo las energías de antes.
Pero de algún modo es inevitable. Ese sentimiento de que ya fue, de que lo que tengo no me da más, de que necesito algo nuevo que me haga volver a apasionarme ... Por algo? Por alguien?
Dónde?
Creo que ando buscando fuera todo lo que no tengo dentro.
O quizá lo tenga, pero soy incapaz de sacarlo.


Para los indios norteamericanos, la palabra "berdeje" definía a un hombre al que le gustaban los hombres, o una mujer a la que le gustaban las mujeres. Para ellos, esa persona que era diferente a la mayoría, era por lo tanto alguien especial, cuasi sagrada. Muchas veces asumía el papel de brujo, de persona sobre la que recaía la responsabilidad de salvaguardar y perpetuar las tradiciones y la cultura indias.
En nuestro mundo occidental, lineal y absurdo, una persona diferente a las demás es mirada con miedo y desprecio. Se intenta reconducirla por "el buen camino" para que sea igual a los demás, o bien se la margina, se esconde o se aniquila.
No sé a que viene esto, pero me apetecía contaroslo.

Un beso